«Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» (Mateo 18:21 RVC)
No se tú, pero podemos decir que el apóstol Pedro era lo que el nicaragüense diría algo así como fosforito. Muy apasionado en lo que hacía y es muy probable que reaccionara muy rápido a lo que otros podían hacer o lo que él consideraba injusticia. Si nos ponemos a pensar que existen muchas pruebas de personalidad, exámenes psicométricos, exámenes de perfiles de trabajo o de lo que creen que un niño podría hacer, podemos decir que somos todos tan distintos, que por eso nuestras diferencias muchas veces hacen que nos sintamos ofendidos por lo que creemos es lo correcto. O ya sea en otro caso, que nuestro ego nos pueda hacer una mala jugada y nos haga decir cosas que quizá después de haberlas dicho, nos arrepentimos porque hemos lastimado a alguien, inclusive a nuestros seres queridos. Aquí podemos hacer referencia a lo que le dijo Pedro a Jesús, “¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Pero Jesús en su infinita bondad, dice: “No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” (Mateo 18:22 RVC) Jesús nos enseña que a través del perdón, podemos desarmar al enemigo, al adversario que siempre busca como ocasionar división. El día de hoy meditaremos en unos versículos que hacen referencia del poder del perdón.
Caso 1: Acceso al perdón de Dios
Marcos 11:25
Reina Valera Contemporánea
25 Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas.
Si analizamos el versículo de Marcos 11:25, podemos observar que el perdón se vuelve una llave de acceso para nosotros. En este pasaje bíblico, Jesús hace referencia a que en algún momento nosotros venimos en oración al Padre, quiere decir que cuando nosotros debemos comunicar algo a Dios o deseamos traerle una petición, o buscar un consejo, nuestro pase de entrada es que nosotros mismos analicemos nuestro corazón. Puede ser que nuestro corazón se haya sentido herido, dolido, o atribulado y debido a una ofensa que se percibe o una herida recibida queramos consciente o inconscientemente tener resentimiento en contra de la persona que nos ofendió. Pero aquí Jesús nos dice que la clave para poder entrar en la gracia del perdón de nuestro Padre Celestial es que nosotros dejemos ir ese dolor y esa herida en contra de la otra persona, los perdonemos y así nuestro Padre activa el principio hacia nosotros. Es parecido como cuando nos dice “... Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:39 RVR 1960), si nosotros nos amamos a nosotros mismos, para poder recibir ese perdón de Dios, debemos perdonar a nuestro prójimo, puesto que debido a nuestro amor propio, nosotros también debemos perdonar nuestra propias faltas, nuestros propios errores, nuestras propias decepciones. Porque nosotros también pecamos en contra de nosotros mismos al no permitirnos fallar y darnos otra oportunidad para mejorar y seguir adelante.
Caso 2: El perdón que lleva a tu prójimo a reflexionar
Romanos 12:20
Reina Valera Contemporánea
20 Por lo tanto, si nuestro enemigo tiene hambre, démosle de comer; si tiene sed, démosle de beber. Si así lo hacemos, haremos que éste se avergüence de su conducta.(A)
¿Has tenido personas en tu vida, cuya actitud parece mostrar que se empeñan o esfuerzan por hacerte sentir mal o avergonzarte o si es posible humillarte para que ellos se sientan mejor? Bueno, resulta, que es en este pasaje cuando Pablo hace referencia de cómo el perdón hacia tu enemigo, hace que tú actitud se vuelva un espejo para él o ella. Es decir que cuando ellos ven que tú actúas de manera diferente y que incluso intentas ayudarles, es como si ellos mismos pudieran ver un reflejo de su mala actitud y les avergüence como ellos te trataron mal y tú, al contrario de lo que ellos hicieron, les ayudas. Esto es parecido a la parábola del buen samaritano (Véase Lucas 10:25-37), solo aquel a quienes los judíos mismos pensaban no eran dignos de relacionarse con ellos fue quien les ayudó. No me imagino como se habrá sentido el hombre una vez que se despertó y se diera cuenta que la única persona que le ayudó fue aquel a quien ellos menospreciaban y tomaban por poco. Sin embargo, fue éste la persona que tomó de su tiempo, de su dinero y de su cariño para ayudar a alguien, que era muy probable que no lo hubiese tratado de la misma manera. Es aquí cuando podemos hacer referencia, que solo el amor de Cristo, es aquel que nos lleva a decir, que podemos perdonar a otros y actuar como embajador o embajadora de su reino.
Caso 3: El perdón como herramienta de planeación
Génesis 45:5
Reina Valera Contemporánea
5 Pero no se pongan tristes, ni lamenten el haberme vendido, porque Dios me envió aquí, delante de ustedes, para preservarles la vida.
José, José, cuántas veces hemos oído ( o no oído) de José. Nuestro amigo José nos da una gran lección de preparación de carácter y de cómo realmente usamos aquellas cosas que estaban en nuestra contra para cumplir con la misión de Dios. En el caso de José, él originalmente fue vendido como esclavo y sufrió muchas injusticias, pero esto también llevó a que él pudiera quitar de él todo aquello que le estorbaba para cumplir con el propósito de Dios. En el versículo 45:5 podemos decir que cuando él finalmente ve a sus hermanos y estos creen que él se iba a vengar, su hermano les soltó un manto de protección, de salvación y perdón para salvarles la vida. Es como cuando ves a alguien que llevas rato de no ver por diferencias de opinión, pero cuando te das cuenta que están allí solo aprecias el tiempo que los tienes de frente y con un abrazo, un saludo, o una palabra les puedes pedir perdón. Acá José al verlos, les mostró la pieza final, del porqué ellos habían actuado así y es que algunas cosas Dios permite, para incluso beneficiar a aquellos que te hicieron daño.
¡Qué Dios te bendiga!
Si esto te bendijo y te edificó te invito a que compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé que mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy, usa el formulario de contacto, me encantaría saber de ti. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te guíe y te guarde!
Nota: Citas bíblicas tomadas de www.biblegateway.com
Comments