¿Has escuchado la frase, “hechos no palabras”? Las personas usualmente la utilizan para indicar que no se basarán sólo en lo que alguien dice, sino en lo que la persona hace. Y es que muchas veces, puede ser que recibamos promesas que quedan en al aire, o quizá decimos cosas que “decimos que vamos a hacer” y no se concretan o puede darse el caso que decimos que vamos a modificar un comportamiento u hábito y no lo hacemos. Es por eso, que debemos tener cautela de la manera que hablamos, pero también podemos decir que debemos enfocarnos en tener integridad tanto de palabra como de acción. Por eso el día de hoy, vamos a meditar en algunos pasajes bíblicos que hacen referencia a esto. Comencemos.
Caso 1. Tu palabra
Mateo 5:37
Nueva Versión Internacional
37 Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.
En este versículo, Jesús nos enseña de la importancia que hace nuestra palabra. Similarmente, nos indica, que, si queremos establecer firmeza en lo que decimos, basta respaldar lo dicho ya sea con un sí o con un no. ¿Por qué? Porque nuestra palabra va a indicar que tipo de acción o postura tendremos al respecto de una circunstancia. Por ejemplo, si decimos, “Si, yo leeré un mínimo de 1 hora al día.” Estás haciendo un compromiso contigo mismo al respecto de lo que vas a hacer. Sin embargo, si haces lo contrario a lo que dijiste, tu mismo estas irrespetando las palabras expresadas. Adicionalmente, dependiendo de la acción que tomes, esto crea un precedente, para que tanto tú mismo como otros, puedan ver cuán confiable es lo que tú dices con relación a lo que harás. De cierta manera, se vuelve un forjador tanto de tu carácter, como de tu reputación. Por otro lado, podemos ver la condicionante, dada por Jesús, “cualquier cosa de más, proviene del maligno.” Esto, es decir, cualquier cosa que digamos aparte de “si” o “no” dan una connotación negativa, innecesaria, originando más bien duda o inquietud a lo ya establecido. A tal punto, que, si agregamos algo más que “si” o “no,” básicamente estamos restando fiabilidad a lo dicho anteriormente.
Caso 2. Las acciones de Daniel
Daniel 6:9-11
Reina-Valera 1960
9 Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.
10 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. 11 Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios.
Si bien es cierto que el Rey Darío, fue engañado por personas que querían dañar a Daniel (véase el capítulo 6 de Daniel para más detalles), el edicto de la prohibición vino a ser un desafío tanto de fe, como de rectitud e integridad para Daniel. Esto es una manera de probar la fidelidad de Daniel a lo que hacía sabiendo las consecuencias de sus actos y los problemas ocasionados con aquellos que le querían causar un mal. Habrá ocasiones en las que nuestras actitudes sean consideradas inapropiadas por otros, sin embargo, Dios ve nuestro corazón y lo que realmente deseábamos y necesitábamos hacer conforme la integridad de nuestras acciones. ¿Por qué hablo de integridad? La integridad es la que determina si nuestras actitudes serán puras e íntegras, o si estarán fraccionadas por factores externos a lo que determinamos hacer. En la actitud de Daniel podemos ver que su devoción hacia Dios no dependía de factores externos, sino de sus sentimientos hacia su Señor.
Caso 3. David
Salmos 26
Reina-Valera 1960
Declaración de integridad
Salmo de David.
26 Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado;
He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
2 Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;
Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.
Expuesto a un examen personal, David se atreve a ir ante Jehová porque él está consciente de sus actitudes, pensamientos y acciones. El Salmo 26, es nombrado como “Declaración de Integridad” y en este David expresa sus sentimientos y se posiciona de una manera vulnerable para hablar con Dios. El reconoce, que, al venir ante Dios, Jehová tiene toda la potestad para examinar, estudiar y escudriñar meticulosamente todo su ser. Es más, David se presenta ante Dios, sabiendo que la misericordia de Dios es la que lo examina, pero solo lo hace consciente que él (David) ha seguido el camino de Dios. Asimismo, reconoce y admite que, al confiar en Jehová, él solo puede caminar de una manera, y ésta es en la verdad y el camino de Dios. Es aquí en ésta declaración de integridad de David que podemos decir, que él se basa en acciones y no solo palabras, y que estas acciones son las que determinan la integridad de su caminar.
Estimados, les invito a que meditemos que acciones estamos tomando, que llevan a forjar nuestro camino en el día a día. ¿Son nuestros “si” y nuestro “no” pasos firmes de acción o se han tornado excusas para añadir otras acciones? ¿Como es nuestro caminar día a día? ¿Podemos decir que caminamos en la integridad y la misericordia de Dios? Este es un tiempo para reflexionar en nuestras acciones y como estas se tornan en acciones que definen nuestro ser y nuestro futuro.
Si esto te bendijo y te edificó te invito a que compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé que mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”
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