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¡Aguanta Pedro! ¡Aguanta!

Si alguna vez has intentado iniciar una rutina de ejercicios en el gimnasio (o en tu casa), sabes que al principio, te cuesta bastante. Los primeros días, parece que has recibido una paliza en los músculos que quizá ni percibías estaban allí. En el gimnasio, el entrenador te puede decir, vamos uno mas, uno mas, sigue, sécate el sudor con la toalla, uno más… y uno puede estar diciendo YA NO, pero el entrenador sigue diciendo, SIGUE. Pero son en estas situaciones que ejercitamos los músculos, que al pasar el tiempo nos damos cuenta, que tenemos más fortaleza, más energía y además, tenemos más resistencia. Así como usamos los músculos del cuerpo para obtener más resistencia, también mediante nuestra perseverancia en la fe, ejercitamos nuestros músculos espirituales. En los siguientes versículos meditaremos en algunas de las promesas de perseverancia que se encuentran en Las Sagradas Escrituras.


Caso 1. Perseverancia para larga duración

 

Marcos 4:3,5,17

Reina-Valera 1960

3 Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar;

5 Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra.

17 pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.

 

Es importante que primero definamos perseverancia. Según definición.de, perseverancia viene del latín perseverantia, acción y efecto de perseverar. Lo cual hace referencia a mantenerse constante en un proyecto ya comenzado, una actitud o una opinión, a pesar de que las circunstancias no sean favorables. Adicionalmente, perseverar significa durar por largo tiempo. En el pasaje de Marcos 4:3,5,17, podemos ver en la parábola del Sembrador. Nosotros tenemos ocasiones que recibimos la Palabra de Dios, pero no dejamos que su promesa, su Palabra, edifique nuestra mente y transforme nuestra manera de pensar. Sino que al contrario, dejamos que quede superficialmente en nuestro ser, que tan pronto algo nos acontece, nos olvidamos de lo que Dios nos dijo porque no atesoramos su Palabra en nuestro corazón. Si bien es cierto que podemos tener tribulaciones, como problemas familiares, financieros, de salud, laborales, educativos, con los compañeros de trabajo o de la escuela, lo que nos hace referencia el evangelista, a través de las palabras de Jesús, es que si no fundamentamos nuestra fe en la Palabra de Dios y dejamos que su Palabra germine su fruto en nuestro corazón, las circunstancias que nos puedan acontecer, tendrán mayor peso en nuestra vida que lo que Dios nos dijo. Por ende, por dejar que nuestro entorno tome el control de nuestras emociones, botaremos todo el trabajo que hemos edificado en nuestro ser, dejaremos metas incumplidas, e incluso dejaremos de trabajar por aquello que Dios nos ha prometido. Por lo tanto, es crucial que la semilla de fe que recibamos no sea de corta duración, ni pasajera, para que así a través de la perseverancia, podamos alcanzar las promesas de Dios y no tropecemos por nuestra falta de perseverancia.


Caso 2. La zaranda

 

Lucas 22:31-32

Reina-Valera 1960

Jesús anuncia la negación de Pedro

(Mt. 26.31-35; Mr. 14.27-31; Jn. 13.36-38)

31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

 

¡Aguanta Pedro! ¡Aguanta! Me es interesante ver, en este pasaje, la vez que Jesús le comunicó a Pedro que Satanás quería zarandearlo. Si alguna vez has experimentado vientos fuertes. Has podido ver como los vientos turbulentos, pueden mover de un lado a otro los árboles, casas, autos, etc, y si es demasiado fuerte, puede destruir lo que estaba moviendo. Tomando en cuenta que zarandear significa mover una cosa de un lado a otro con rapidez y energía, podríamos hacer alusión a nuestra atención y lo que nos puede acontecer. Puede ser que te sientas como “bombero” apagas un fuego por un lado, y luego terminas corriendo para apagar el fuego por otro lado. El zarandeo al que Jesús hace alusión son aflicciones, dolor, o infortunios. Puede ser que un día tengas un problema en tu casa, otro día puede ser en tu trabajo, otro puede ser en tu iglesia, el caso es, que cuando vienen este tipo de situaciones… lo que Jesús nos dice, ya sea “Pedro, ya sea María, o ya sea Martín,” nos dice, “yo he rogado por ti, que tu fe no falte.” Es decir, a pesar de las circunstancias, nuestro Señor Jesús está intercediendo por nosotros para que una vez superada la tribulación, nosotros podamos ayudar a otros a superar las aflicciones que ellos están pasando. Esto es, que una vez que hayamos pasado estas “pruebas, procesos” podamos dar seguridad, firmeza y apoyo a otros, que ellos también pueden superar esas pruebas por medio de la fe en Cristo Jesús.


Caso 3. Perseverando para entrar al Reino de Dios


 

Hechos 14:19-22

Reina-Valera 1960

19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. 21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

 

Usando como referencia y antecedentes, la anécdota del apóstol Pablo, podemos analizar en los versículos anteriores que Pablo había sido apedreado por llevar la Palabra de Dios. Es decir, que no todo el tiempo seremos bien recibidos a donde vayamos, pero si es necesario que podamos LEVANTARNOS, si hemos caído, y que sigamos adelante con nuestro propósito. Dicho de otra manera, sin importar los ataques, las ofensas, los problemas, las enfermedades, las limitaciones, al PERMANECER EN LA FE, nosotros podremos entrar al Reino de Dios. Y así como dijo el apóstol Pablo, podremos decir:


2 Timoteo 4:7-8

Reina-Valera 1960

7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.


Estimados amigos, les invito a que sigamos adelante en nuestros propósitos en Cristo Jesús, que no perdamos nuestra fe y que así, reconociendo que nuestro Buen Maestro Jesús, está en constante oración por nosotros, a pesar del zarandeo y las pedradas, nos podamos levantar en fe, y pelear la buena batalla para obtener la corona de justicia.



¡Qué Dios te bendiga!

Si esto te bendijo y te edificó te invito a que compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración en voz alta:


“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé que mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”


Y si hiciste esta oración hoy, usa el formulario de contacto, me encantaría saber de ti. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te guíe y te guarde!


Nota: Citas bíblicas tomadas de www.biblegateway.com


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