top of page

¡Ah! Una araña….

¿A quién le gusta limpiar? ¿Lavar los platos, quizá ropa u otra cosa? Quizá a algunas personas si le guste, pero probablemente como a muchos otros a ti quizá no. Y es la verdad, muchas veces a nosotros no nos gusta limpiar pues o nos da pereza o preferimos hacer otra cosa o ponemos cualquier excusa… para no hacerlo. Pero si no lo hacemos, podemos llegar a acumular polvo, quizá hasta incluso encontrar animales que no nos gusten mucho, como arañas… igh… pero cuando comenzamos a limpiar, nos damos cuenta que cosas son necesarias y que no, de que nos debemos deshacer y que podemos conservar, que nos es útil y que ya no nos es necesario. Y al igual que una limpieza en casa, también debemos procurar despojarnos de aquellas cosas que son estorbos a nuestro espíritu, nuestra alma, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón.

Veamos el siguiente versículo:

 

2 Timoteo 2:21-22 Reina Valera Contemporánea (RVC) 21 Así que, quien se limpia de estas cosas será un instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. 22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con aquellos que con un corazón limpio invocan al Señor.

 

La palabra de Dios nos indica que nosotros debemos limpiarnos de impurezas y de cosas que no son de Dios para que así podamos serle útil al Señor. Pues si nosotros no nos hemos limpiado de cosas que le desagradan a Él, no nos santificamos, no podemos caminar en el propósito y llamado para el cual Él nos ha escogido. Es más, el apóstol Pablo, nos da un indicio que aquellos que no están limpios, huyen de las buenas obras y no desean hacerlas. Asimismo, nos indica que tendremos ocasiones que estaremos tentados y las tentaciones pueden ser en cualquier ámbito, por eso dice que huyamos de las pasiones juveniles, a veces pensamos que somos los más fuertes y por eso todo lo podemos resistir, pero como le dije una vez a alguien a quien estimo mucho, no es lo mismo tener la tentación lejos que tenerla a unos milímetros de ti, pues es aquí donde entra el factor carácter. Al huir de la tentación y seguir las características y atributos de Dios como lo son, la justicia, la fe, el amor y la paz, podemos tener el corazón limpio para clamar a nuestro Padre. Y no solo eso, sino que gozamos de su presencia.

Meditemos en el siguiente versículo:

 

Mateo 5:8 Reina Valera Contemporánea (RVC) 8 »Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

 

El versículo anterior, dice Bienaventurado, la concordancia Strong indica que en Hebreo significa esher lo cual equivale a “dichoso, felicidad, interjección, lo feliz[i].” Es decir que Dios da dicha, bendice, provee gozo a aquel que tiene un corazón limpio, pues no solo tiene la bendición de ver a Dios, sino que podemos entrar a su presencia con un clamor que Él escuche y atienda pues al entrar a su presencia con un corazón limpio, contamos con su bendición. Su palabra dice:

 

Salmos 16:11 Reina Valera Contemporánea (RVC) 11 Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría;¡estando a tu lado seré siempre dichoso!

 

Es decir, que en el momento que entramos en la presencia de Dios, no solo nos quita cualquier tristeza, amargura, preocupación, ansiedad, dolor, perturbación, sino que nos llena de su alegría. En la presencia del Señor encontramos el camino hacia la vida con plenitud y encontramos la libertad. “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” (2 Corintios 3:17, RVR1960). Es decir, que al tener el corazón limpio y por consiguiente estar en la presencia del Señor, nos encontramos con el Espíritu del Señor y encontramos nuestra libertad. Por ende, todo aquello que nos había estado oprimiendo de una manera u otra, tiene que irse, huir, pues en la presencia del Señor se rompen todas las cadenas y yugos que nos pudiesen tener atados, comprimidos u agobiados pues encontramos nuestra libertad en la presencia de nuestro Señor.


Además, cuando le pedimos a Dios que nos limpie y nos dé un corazón limpio, nos encontraremos que tendremos nuevas fuerzas en nuestro Dios. El salmista David nos dice:

 

Salmos 51:10 Nueva Versión Internacional (NVI) 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.

 

En el versículo anterior podemos ver que primero, el salmista reconoce quien es su creador, pues le pide que cree algo nuevo, segundo, reconoce al Señor como Dios, por lo tanto, vemos su humildad en buscarlo, tercero le pide que cambie su corazón pues sabe que en su humanidad, él no puede, más Dios si puede, y cuarto, le pide hacer algo nuevo, pues el sufijo re- viene de volver a hacer, le pide renovar la firmeza de su espíritu. Y que significa firmeza, firmeza es la “entereza, constancia, fuerza moral de quien no se deja dominar ni abatir,[ii]” es decir que reconoce que el Único que puede darle fuerza moral para sobrellevar cualquier tribulación, prueba u obstáculo es Yahweh. Con que humildad venía el salmista David a reconocer que solo Dios podía cambiar lo que él no podía , dicho de otra forma, Él le daba fuerzas nuevas para seguir adelante cuando creía ya no podía más.

Por lo tanto, estimados lectores, recordemos hacer una limpieza de todo aquello que no viene de Dios para que en santidad podamos ver el rostro de nuestro Señor. Recordando que solo podemos entrar a su presencia para que Él nos escuche si tenemos un corazón limpio y renovado, pues solo con un corazón limpio tenemos santidad y sin santidad, nadie podrá ver a nuestro Señor y por consecuencia no tendremos acceso a la vida eterna

 

Hebreos 12:14 Dios Habla Hoy (DHH) 14 Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor.

 

Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración en voz alta:

Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz. Yo sé que, si yo hoy muriese, en tus brazos estaré. Amén.”

Y si hiciste esta oración hoy, escríbeme al correo kltapiahernandez@gmail.com , me encantaría saber de ti. Y si esto fue de bendición para ti, compártelo con alguien más. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios les bendiga!


 

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page