top of page

La belleza del caos

Actualizado: 2 sept 2021

¿Cuántas veces pensamos que no podemos hacer alguna cosa y simplemente queremos abandonar lo que hemos iniciado? ¿Será común que queramos dejar todo atrás después de caer? Puede ser, pero es allí cuando nos damos cuenta que es lo que realmente debemos hacer y nos damos cuenta de que estamos hechos.

¿Será que podemos caer? Si, claro, podríamos caer. Es como cuando alguien intenta montar un caballo por primera vez y éste nos bota porque no supimos sostener las riendas del corcel (lo digo porque ya me pasó, créanme me dolió). Pero si desistimos al primer intento, no podremos avanzar. Todo tiene su tiempo y todo lo podemos hacer. Sin embargo, abandonar a la primera tentativa simplemente no nos llevará a nuestra meta. Un ejemplo de esto es:

 

Santiago 1:12 (TLA) 12 Al que soporta las dificultades, Dios lo bendice y, cuando las supera, le da el premio y el honor más grande que puede recibir: la vida eterna, que ha prometido a quienes lo aman.


 

Muchas veces pensamos que durante el caos tenemos que dejar todo a un lado y dejar de hacer lo que estábamos haciendo. Sin embargo, es en la belleza del caos donde podemos apreciar lo que realmente importa. Y es allí donde debemos actuar conforme la voluntad de Dios. Es muy fácil decir que desistiremos porque estamos cansados de realizar las cosas y fracasar, aun así, es cuando nosotros debemos fijar nuestra vista al frente, porque así es que nosotros comenzamos a forjar el carácter de Dios. Esta es una de las razones por la cual, el apóstol Pablo nos indica que en todo momento debemos permanecer contentos pues es así que fortalecemos nuestra manera de vivir.

 

Romanos 5:3-4 (RVC) 3 Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia, 4la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza.

 

¿Y ahora, que es lo que debemos hacer? Estos son los momentos que podemos definir quiénes somos realmente y podemos contribuir con nuestras acciones a la sociedad. Pues aun cuando estemos siguiendo un período de cuarentena o no, nuestra existencia siempre tiene un propósito que cumplir. Y es allí donde nos damos cuenta, que, en el caos de la sociedad, en el caos de nuestros problemas, de nuestras tribulaciones, nosotros aprendemos a crecer, aprendemos a amar, aprendemos a reflexionar de nuestras acciones, aprendemos a realizar cosas que nunca pensábamos podríamos hacer, y aun ahora, con este tiempo adicional, es que podemos alcanzar una renovación de nuestra mente. ¡Lo que es muy importante! Porque en el momento que nosotros dejamos de renovar nuestra mente es como estar estancados en un mundo inmóvil que jamás cambiará. Adicionalmente, cuando nosotros renovamos nuestra mente, llegamos a conocer la voluntad de Dios, pero si actuamos como los demás actúan, entonces no podremos marcar la diferencia entre lo que Dios desea y lo que el mundo desea.

 

Romanos 12:2 (RVC) 2 Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.

 

Si pensamos que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta lo mejor que podemos hacer es continuar hasta llegar a ella. Dios siempre desea lo mejor para nosotros, lo mejor para sus hijos e hijas y por lo tanto desea avancemos. No nos demos por vencidos. Dios nos dice que si estamos cansados y atribulados lo busquemos a Él, porque en Él siempre tendremos paz.

 

Mateo 11:28 (NVI) 28» Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.

 

¿Por lo tanto, tenemos belleza en el caos? ¡Siempre! Aun cuando pensamos que no podemos dar más, nos damos cuenta que el Señor siempre nos acompaña y está a nuestro lado siempre que le busquemos. Porque Él es nuestro Padre y como Padre, Él nunca nos abandona. No solo nos cuida, sino que también nos protege. Por ende, recordemos a quien debemos ver todo el tiempo, solo a Dios, pues aun cuando el mundo entero esté en nuestra contra, Dios nunca nos abandonará. Así que fijemos nuestra mirada en Dios y busquemos su descanso.


Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón, te motivo a que lo hagas hoy, y leas la siguiente oración en voz alta:

“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz. Yo sé que, si yo hoy muriese, en tus brazos estaré. Amén.”



0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page