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¿Le preguntaste?

Si alguna vez has querido tomar cualquier tipo de decisión, sabes que las decisiones vienen con consecuencias y debemos estar dispuestos a asumir riesgos. Si inclusive las pequeñas. Por ejemplo, si tu estas en una escuela y te toca hacer tareas, tienes la opción de hacer la tarea en tu casa o irte a jugar o realizar cualquier otra actividad y:


1) No hacer la tarea

2) Hacer la tarea después de la actividad

3) Tratar de hacer la tarea después de la actividad que hiciste primero y darte cuenta estas demasiado cansado para realizarla.


Luego al darte cuenta que no hiciste tu tarea, puede ser que pase lo siguiente:


1) Fallaste en entregar la tarea, por lo tanto, perdiste ese puntaje.

2) Entregaste la tarea, pero no fue de la mejor calidad

3) Tu tarea realmente no cumplía con todos los requisitos que necesitaba.


Un ejemplo muy sencillo, pero que puede llegar a ocurrir. Ahora, digamos que una decisión un poco más determinante para tu futuro, por ejemplo, tiene que ver con que carrera estudiar, si te vas a mudar de país, o quizá con quien te vas a casar. Decisiones que uno podría decir son mucho más pesadas a la hora de determinar el rumbo de tu vida. Es por esto, que en situaciones así, miramos como personajes de la Biblia, antes de tomar decisiones trascendentales lo primero que hacen es consultarle a Dios. Meditemos en algunos ejemplos de esto.


Caso 1. David y el Efod

 

1 Samuel 30:6-8

Nueva Versión Internacional

6 David se alarmó, pues la tropa hablaba de apedrearlo; y es que todos se sentían amargados por la pérdida de sus hijos e hijas. Pero cobró ánimo y puso su confianza en el Señor su Dios. 7 Entonces le dijo al sacerdote Abiatar hijo de Ajimélec:

—Tráeme el efod.

Tan pronto como Abiatar se lo trajo, 8 David consultó al Señor:

—¿Debo perseguir a esa banda? ¿Los voy a alcanzar?

—Persíguelos —le respondió el Señor—. Vas a alcanzarlos, y rescatarás a los cautivos.

 

En los versículos anteriores podemos ver como un consternado David, estaba a punto de ser apedreado, por algo, que él ni siquiera había hecho (véase 1 Samuel 30). Es importante darse cuenta, que muchas veces las personas a nuestro alrededor podrán buscar un culpable, para desahogar sus propias frustraciones, pero no indica que la persona a quien culpan tenga alguna responsabilidad en lo ocurrido. Al verse David, en tal situación, al contrario de sus compañeros, no buscó una respuesta humana, sino que lo primero que hizo fue preguntarle al sacerdote Abiatar por el efod, para consultar a Dios. Es aquí donde podemos ver la importancia de las decisiones y sus consecuencias. David bien pudo haber dicho no voy a perseguir a la banda y dejar que todo lo que le habían robado quedase perdido. O pudo haber dicho que iría por la banda sin saber donde buscarlos. Pero al contrario de tomar una decisión sin involucrar a Dios, reconoció que su fuente principal de dirección es Dios. Por lo tanto, lo primero que hace es preguntarle a Dios, que debía hacer y así lograr la victoria. En este caso, el sabio David, reconoció quien tenía la sabiduría y el conocimiento para saber que hacer y ejecutó lo que Dios le dijo y no solo recuperó lo que perdió, sino que también pudo tomar los despojos de sus enemigos.


Caso 2. Moisés y el Monte Sinaí

 

Éxodo 24:12-18

Dios Habla Hoy

Moisés en el monte Sinaí

12 El Señor le dijo a Moisés:

—Sube al monte, donde yo estoy, y espérame allí, pues voy a darte unas tablas de piedra en las que he escrito la ley y los mandamientos para instruir a los israelitas.

13 Moisés se levantó y subió al monte de Dios, junto con su ayudante Josué.

 

Nuestro querido Moisés tenía mucha responsabilidad en sus hombros. Algunos estudiosos indican que tenía un pueblo de aproximadamente 6 millones de personas. Alguien como Moisés tenía la responsabilidad de guiar y gobernar sobre las personas, pero podemos ver como la primera cosa que hacía Moisés en todo tiempo, era actuar con el temor de Dios y buscar su voluntad. El libro de Proverbios indica que el principio de la sabiduría comienza con el temor de Dios. Por lo tanto, lo que debemos recordar, es que si queremos ser sabios, lo primero que debemos hacer es temer a Dios. Moisés ejerció esta actitud desde el momento que le dijo “si” al Señor y se fue con su hermano Aaron. En Éxodo 24:12-18, podemos reflexionar en como Moisés se sometió al mandato de Dios, con un simple acto de obediencia, para saber que era lo que debía hacer después. Es un contexto ligeramente diferente, en el hecho, que las decisiones que iba a tomar no lo afectaban inmediatamente solo a él, sino a todo el pueblo que dirigía. Entonces, la obediencia de Moisés, se vuelve un catalizador de acción para manifestar los siguientes planes de Dios.


Caso 3. Pablo y sus Viajes

 

Hechos 20:18-24

Reina-Valera 1960

18 Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, 19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 22 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; 23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

 

En el libro de Hechos, podemos ver el inicio de la iglesia moderna. En los versículos anteriores, podemos ver como Pablo expone un breve resumen de lo que él estaba haciendo. Además, de eso, podemos ver que a pesar de todas las tribulaciones Pablo obedecía al Espíritu Santo sin saber que es lo que le esperaba, como él mismo afirma en el versículo 22. Esto es un indicador, de que Pablo le preguntó a Dios, cual era su misión y que debía hacer. Pero en esta ocasión, recibió la indicación de lo que debía hacer sin importar los padecimientos que iba a sufrir. Así que si, le preguntó y obedeció, y debido a su obediencia es que hoy muchos siglos después seguimos hablando del impacto de la vida de Pablo, debido a él estar sometido al Espíritu Santo.


¿Y tú estimado amigo, le preguntaste que debías hacer? No hay mejor momento que el ahora para tomar una decisión, pues haciendo a un lado nuestros errores, quien siempre nos ayuda a seguir adelante, es Dios. Ya sea que tu decisión sea más en un ámbito personal, laboral, o ministerial, tu obediencia y sometimiento a Dios, y preguntarle a Él lo que debes hacer determinará el rumbo de tu futuro y en muchas ocasiones el impacto que tu vida tendrá en la vida de otros. Así que te animo, pregúntale. Él te escucha y te responde.


Si esto te bendijo y te edificó te invito a que compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración en voz alta:


“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé que mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”


Y si hiciste esta oración hoy, usa el formulario de contacto, me encantaría saber de ti. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te guíe y te guarde!



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