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Foto del escritorKaren Lucia Tapia Hernandez

Suelta el volante

Si alguna vez has sido el pasajero de alguien al volante y tu sabes manejar, quizá has experimentado la situación de que tu deseas ser quien maneje o le quieres decir a la persona que está manejando a donde ir y qué hacer. Pero la verdad es que la persona que maneja, idealmente, ya sabe a dónde va y si hablamos de una manera responsable, también debería saber cómo manejar. No obstante,podemos llegar a sentir la necesidad de querer indicar hacia donde ir y controlar el volante. Y así como a veces queremos hacerlo al manejar, también queremos hacerlo con Dios. Y es allí cuando nos damos cuenta que a veces queremos controlar los planes y los tiempos de Dios  y es allí cuando caemos en el error, de querer tomar el volante del conductor. Por eso, el día de hoy vamos a meditar en algunos ejemplos de las sagradas escrituras en las que algunos personajes bíblicos han intentado tomar el volante. Comencemos.


Caso 1. La Torre de Babel


Génesis 11:4-7

Nueva Versión Internacional

4 Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo, nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra».


5 Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo. 6 Entonces el Señor dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el comienzo de sus obras y todo lo que se propongan lo podrán lograr. 7 Será mejor que bajemos a confundir su idioma para que ya no se entiendan entre ellos mismos».


En el primer caso, podemos ver cómo los habitantes de la tierra querían confiar en ellos mismos y no en preguntarle al Señor que se debe hacer. Miremos el contraste con el siguiente ejemplo: 


Génesis 12:1-3

Palabra de Dios para Todos

Llamamiento de Abram

12 El SEÑOR le dijo a Abram: «Deja tu país, tu gente y la familia de tu papá, y ve a una tierra que yo te mostraré.


2 »Te convertiré en una gran nación

    y te bendeciré.

Te haré famoso

    y haré que seas una bendición para otros.

3 Yo daré mi bendición a quienes te bendigan,

    maldeciré a quienes te maldigan

y todas las familias de la tierra

    serán benditas en ti».


Si observamos ambos ejemplos, los dos tienen la consecuencia de la fama, pero al contrario de los que querían construir la torre de Babel. Cuando fue El Señor quien habló y le dio la orden a Abraham, Abraham pudo contar con la bendición, el respaldo y la promesa de Dios, porque no fue su ego quien lo guiaba, sino la sabiduría divina y el propósito de Dios quien estaba trazando el camino. 


Caso 2. Saúl


1 Samuel 13:7-14

Reina Valera Contemporánea

7 Algunos de los hebreos cruzaron el Jordán en dirección a la tierra de Gad y de Galaad, pero Saúl se quedó todavía en Gilgal. Todo el pueblo lo seguía, pero iba temblando de miedo.


8 Saúl esperó allí siete días, de acuerdo con el plazo que Samuel le había fijado, pero como no llegaba, el pueblo empezó a desertar. 9 Entonces Saúl ordenó: «Que traigan un holocausto y ofrendas de paz», y ofreció el holocausto.


10 Saúl estaba terminando de ofrecer el holocausto cuando llegó Samuel; Saúl salió a darle la bienvenida, 11 pero Samuel le dijo:


«¿Qué es lo que has hecho?»


Y Saúl respondió:


«Me di cuenta de que el pueblo estaba desertando y, como tú no venías y los filisteos estaban reunidos en Micmas, 12 pensé: “Ahora los filisteos van a venir a Gilgal para luchar contra mí, y yo no he implorado la ayuda del Señor.” Así que me armé de valor y ofrecí el holocausto.»


13 Pero Samuel le dijo a Saúl:


«Lo que has hecho es una locura. No obedeciste lo que el Señor tu Dios te ordenó hacer. Si hubieras obedecido, el Señor habría confirmado para siempre tu reinado sobre Israel. 14 Ahora tu reinado no durará mucho. El Señor ha buscado un hombre que actúe como a él le agrada, y ya lo ha escogido para que reine sobre su pueblo, ya que tú no pudiste obedecer lo que él te mandó.»


Observemos el caso con David:


1 Samuel 30:3-8

Reina-Valera 1960

3 Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4 Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. 5 Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. 6 Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.


7 Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. 8 Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos.


En ambos casos, tanto David como Saúl tenían soldados o guerreros que los estaban esperando. Excepto, que el caso de Saúl, Saúl tenía la orden de esperar al profeta Samuel para consultar a Dios y David podía preguntarle a Dios. Si te preguntas porque uno si podía consultar a Dios directamente y otro no, la respuesta la encontramos en la misma biblia: “¿Y crees que al Señor le gustan tus holocaustos y ofrendas más que la obediencia a sus palabras? Entiende que obedecer al Señor es mejor que ofrecerle sacrificios, y que escucharlo con atención es mejor que ofrecerle la grasa de los carneros.” (1 Samuel 15:22) y también en: “El Señor hace lo que le place por todo el cielo y toda la tierra, y en los océanos y sus profundidades.” (Salmos 135:6 NTV). Es interesante observar que tanto Saúl y David tenían responsabilidades y miedos que enfrentar, pero en el momento que dejamos que la responsabilidad sea sólo de la persona y no de Dios, es que sacamos a Dios de la ecuación y nos acarreamos problemas a nosotros mismos. Por eso es importante saber que es lo que Dios nos dijo que hiciéramos para que no queramos tratar de tomar el control de algo que no debemos hacer. 


Caso 3. Moisés y los hijos de Coré


La rebelión de Coré

16 3 Coré y su grupo fueron a decirles a Moisés y a Aarón:


—¡Ya estamos hartos de que ustedes se crean los jefes de todos nosotros! Dios está con todo el pueblo, y a todos nos ha elegido para servirle. ¿Por qué quieren hacerlo todo?


18-19 Al día siguiente, Coré reunió a todos sus compañeros frente al santuario para enfrentarse a Moisés y a Aarón. Cada uno llevaba su brasero encendido. Entonces Dios se presentó con toda su gloria delante del pueblo, 20 y les dijo a Moisés y a Aarón:


21 —¡Aléjense de esta gente, porque ahora mismo los voy a destruir a todos!


22 Moisés y Aarón se tiraron de cara al suelo, y le dijeron a Dios:


—Dios mío, tú que nos das vida a todos, ¡no los mates! ¿Vas a destruirlos por culpa de un solo hombre?


23 Dios le respondió a Moisés:


24 —Diles a todos los israelitas que se alejen de las tiendas de campaña donde están Coré, Datán y Abiram.


25 Moisés se levantó y fue a donde estaban Datán y Abiram. Con él iban los ancianos que eran jefes del pueblo. 26 Y Moisés le dijo a todo el pueblo: «Aléjense de las tiendas de esos malvados, y ni siquiera toquen lo que les pertenece. No sea que por su culpa mueran también ustedes».


27 El pueblo se alejó de Datán, Abiram y Coré, que estaban a la entrada de sus tiendas, con sus mujeres y sus hijos. 28 Entonces Moisés dijo:


«Ahora verán que yo sólo sigo órdenes de Dios, y no actúo por mi propia cuenta. 29 Si esta gente muere normalmente, como cualquiera de nosotros, entonces significa que yo hago las cosas por mi cuenta. 30 Pero si Dios hace algo extraordinario, y se abre la tierra y se los traga vivos, no habrá duda de que ellos se rebelaron contra Dios».


31 En cuanto Moisés terminó de hablar, la tierra se abrió 32 y se tragó vivos a todos los que habían seguido a Coré, junto con sus familias y todas sus pertenencias. 33 Así fue como desapareció toda aquella gente.


Ahora, acá podemos observar el contexto de la rebelión de Coré y sus afiliados. La observación en estos versículos es que Coré quería tomar el control de lo que Dios le había otorgado a otros hombres, Moisés y Aaron. Debemos tener cuidado al observar que una cosa es poder apoyar al líder y otra querer ser el líder porque nuestro ego u orgullo nos está diciendo que nosotros tenemos las mismas cualidades o mejores que las del líder. Como vimos anteriormente, Dios siempre escoge y decide que es lo que desea hacer y a quién desea utilizar para realizar su propósito. En el momento que nosotros queremos ser un obstáculo para ese propósito caemos en el peligro de ser rebeldes en contra de la autoridad impuesta por Dios y es allí donde perdemos la bendición de Dios. 


1 Samuel 15:22-24

La Biblia de las Américas

22 Y Samuel dijo:


¿Se complace el Señor tanto

en holocaustos y sacrificios

como en la obediencia a la voz del Señor?

He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio,

y el prestar atención, que la grosura de los carneros.

23 Porque la rebelión es como pecado de adivinación,

y la desobediencia, como iniquidad e idolatría.

Por cuanto has desechado la palabra del Señor,

Él también te ha desechado para que no seas rey.


En este fin de año 2023, podemos hacer una reflexión de todas las bendiciones que Dios nos ha dado y en cuales momentos nosotros quizá no supimos aprovechar las oportunidades que Dios nos ha dado. También podemos meditar, qué podemos hacer mejor en nuestro próximo año y que es lo que realmente Dios ha escogido y mandado para nosotros. Que este sea un tiempo que reconozcamos que si ponemos a Dios al mando, nosotros podremos actuar conforme su voluntad y ver la mano de Dios en todo. Y mientras Dios esté al volante, llegaremos a nuestro destino en el tiempo justo. Puesto que todo tiene su tiempo y todo bajo el cielo tiene su hora. Feliz año nuevo.


Si esto te bendijo y te edificó te invito a que compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración en voz alta:


“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé que mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”


Y si hiciste esta oración hoy, usa el formulario de contacto, me encantaría saber de ti. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te guíe y te guarde!


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